21 de julio de 2012

El enredo de la bolsa y la vida


Es una novela esperpéntica, aroma de rancia cutredad de la España pobre e hidalga. Entre Torrente (no Ballester, sino el de Santiago Segura) y la Pantera Rosa de Peter Sellers. Humor , sarcasmo, intriga. Entretenida novela de Eduardo Mendoza, como siempre consigue llevarnos a un ambiente bien logrado, en el que la actualidad se hace presente; la crísis, la tecnología , las tiendas de todo cien...
Muy recomendable su lectura, especialmente a pie de playa, donde las vistas nos devuelven referentes de lo que estamos leyendo.

20 de julio de 2012

Pesadilla a medianoche

Correr, volar, ser perseguido por algo, alguien... pero ¿Quien?, ¿Por qué?. Seguir corriendo, capturar , ser capturado. Hélices, sudores, viento.

Y suena un timbre...
- mmm...¿Sí? ...
- El de la cama 2 no mea, ¿Qué le pongo?

13 de julio de 2012

Por fin , ya toca

Con crisis o sin ella, nos vamos de vacaciones.




Por que realmente hace falta.

Trabajar duro todo el año para intentar mantener unos ingresos para poder pagar la hipoteca y tener algunos caprichillos, no me parece que sea mucho pedir. Nada de abrigo de visón o Porsche , ni viajes al Caribe , ni relojes de marca o diamantes. Mis caprichos son más modestos; Tener ADSL en casa, algo de tecnología (si , me gustan los ordenadores pero hoy en día TODO el mundo tiene ordenador/es) poder tomar un refresco o dos todos los días, algo de lectura semanal ( 1 ó 2 libros al mes tampoco es tanto) peluquería una vez al mes (no es lujo, es necesidad) salir a cenar fuera o comer fuera cada 7-10 días. Me compro ropa sólo por temporada (invierno/verano y a veces otoño/primavera) y si tengo algún evento. En verano voy a casa de mi madre y si algún año ahorro algo un miniviaje lo más lejos a Portugal. Lo demás es vivir: gasolina, papel higiénico, gas, luz ...



Creo que me merezco las vacaciones. Aunque todo el mundo debería tener vacaciones, debería estar incluído en todo contrato, incluso autónomo, o trabajadores a tiempo parcial, incluso los que no trabajan de manera forzosa. Cambiar de aires y romper el círculo vicioso de la rutina ayuda a aclarar ideas, a reforzar la autoestima, a canalizar ansiedades, frustraciones y empezar de cero.

3 de julio de 2012

Mi niña






Llegan las rebajas y las adolescentes como mi hija están deseando arrastrar a su madre de tienda en tienda en la búsqueda de gangas, cutre-gangas y supergangas. Ella está de vacaciones, pero yo, salgo de trabajar, sin comer, con el calorcillo juliano de Madrid y las varices tirando de mis piernas hacia el suelo, dispuesta a conseguir alguna prenda estupenda y a buen precio. A ella le queda todo de muerte y claro, le compraría todo. ¿Cómo negarme a comprarle lo que yo me compraría si me lo pudiera poner? . Cuando ya casi no siento las piernas y hemos visitado varias tiendas y estamos a punto de irnos nos cruzamos con un grupo de jóvenes, más próximo a los veinte que a los 15. Al pasar a nuestro lado veo, con auténtico horrror, la mirada obscena y lujurioso de uno de ellos sobre mi hija, que pasa imperturbable. Y no es la primera vez que noto que se la queden mirando, pero no así. Y realmente sentí las ganas de decirle algo ...!A mi niña no¡ ¿eh?. Me hubiera puesto como un marido celoso de los de antes, delante de él , le hubiera levantado el dedo y mirado firmemente a los ojos, retandole. Sentí  rabia e impotencia, para nada orgullo, y asco. No es porque la miren con admiración o incluso deseo, sino que la miraba como un objeto. Y me acordé cuando era pequeña, la grababa en vídeo y cantaba una canción del cole:




Vamos al colegio
Vamos a estudiar!
Hago bien las cosas,
leo y se escribir.
Pinto y coloreo
¡Qué fenomenal!