Manolo, a la derecha, Brain, a la izquierda
Si hay alguien que puede contarnos historietas de los inicios de la Anestesia en España y darle ese toque de narración en el que se ensalzan las azañas y avatares de la época en la que los anestesiólogos, en constante lucha contra los cirujanos y a su triste sombra, lograban auténticas obras de arte sin ningún tipo de tecnología; donde eran auténticos diseñadores de inventos, maestros de la técnica "a ciegas" , héroes de la cruenta y sangrienta cirugía experimental, sacrificados por y para el cirujano... Ese alguien es, sin duda alguna, Manolo Barcina. Como hombre de su generación, elegante , caballero , locuaz y experto en esquivar eventos, es un verdadero honor compartir con él este momento de la Anestesia que me ha tocado vivir y recordar con él las dificultades y los éxitos de su trabajo en los distintos hospitales por los que ha pasado. Y comprobar como a su experiencia se une una larga lista de amistades de renombre que , como él , aportan y han aportado a dignificar y enriquecer nuestra especialidad.
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